Sunday, July 09, 2006

Über alles

Me negué a entrar en la sala de videoconferencia de la oficina, convertida en miniestadio durante todos partidos que España jugaba en horario laboral. La única media hora que vi del mundial fue en el partido de Alemania contra Italia, y aunque me costó trabajo aprenderme el nombre de Ballack para gritarle a alguien en concreto, no sirvió de nada. Todo el mundo estaba en contra y seguramente tenían razón pero yo creo que la nación alemana tiene que expresar sus emociones más seguido. Y positivamente, si puede ser.

Mi única conexión histórica con el futbol fueron los comics de Eric Castel y aquella vez que gané un concurso en la escuela con un naranjito de plastilina. Después del barça y la copa de Europa, de no dormir en toda la noche por el ruido de los coches y un borracho con voz de tenor que cantaba el himno en algún balcón cercano, me he resignado con el tema. Conste que no lo entiendo porque a mi hay muchas cosas que me apasionan pero no se me ocurre nada que me hiciera salir a pitar y gritar por toda la ciudad. Eso si, aprovechando entusiamos ajenos, si gana Italia nos invitan a cenar en nuestra pizzería favorita (Lara negociando es un crack) y si gana Francia mañana mi jefe nos invita a comer. Hay que encararla así o no hay manera.